martes, 12 de junio de 2012

ART FOR (re) ACT

7 BIENNALE DE ARTE CONTEMPORÁNEO DE BERLÍN

-Del 26 de abril al 01 de julio del 2012-

Por Loli Barilari

Tras su inauguración en abril, 7 Biennale de Arte Contemporáneo de Berlín sigue dando de qué hablar. Siendo uno de los eventos más importantes que Alemania organiza entorno al arte (como principal se destaca el dOCUMENTA de Kassel), la Biennale es capaz de poner sobre la mesa lo último del panorama artístico internacional.


Fiel a su carácter, el encuentro se nutrió de nouvelles figuras, presentadas en esta ocasión bajo un claro mensaje: Olvida el miedo (“Forget Fear”). Así, la Biennale se la jugó,  y decidió dejar de lado la obra estática para comprometerse con un discurso claramente político, presentar proyectos concretos e invitar a movimientos de base como el 15M y Occupy, reconociendo al artista como ciudadano y a los ciudadanos como potenciales artistas.



Y si. La Biennale llegó pisando fuerte y por eso fuimos a Berlín. Para no perdernos hacia donde van los tiros. No se preocupen, aún estamos a tiempo. Abrimos paso a la 7 Biennale. Bienvenidos.

Nueva vida. Cada vez

Cada año, la Biennale se reinventa renovando sus espacios, sus comisarios, y la temática ha desarrollar.
Para esta edición,se presenta a lo largo de la ciudad en diferentes centros de arte, galerías y teatros alternativos que se hacen eco y aportan una completa programación. Entre ellas se destacan la Akademie der Künste, la Deutschlandhaus, la St. Elisabeth-Church, varias galerías de la elegante calle Auguststrasse, y el emblemático KW Institute for Contemporary Art, como sede central del evento.




Por su parte, el mando de la BB7 estuvo a cargo del artista polaco Artur Żmijewski, quien trabajo de la mano de su compatriota Joanna Warsza, y del colectivo artístico Voina, proveniente de Rusia. Todos ellos se relacionan con el arte desde el activismo, lo cual no es pura casualidad. No es poco reconocer las raíces de los curadores, ya que no es vaga la relación que Alemania posee con estos países, ni tampoco es menor leerlos como artistas políticos, sobretodo en el contexto de intenso debate y crisis en la (ahora) frágil Unión Europea.



En este sentido, la temática adoptada por la 7 Biennale fue la relación arte-política, bañada con el espíritu de su curador, quien se autodefine como “provocador artístico”. Según el propio Żmijewsk, la 7 Biennale vinculó arte, sociedad y acción política, en un intento de “superar la inmunidad artística y responder a ese sentimiento de incertidumbre política y social que se vive actualmente”.


 

Cuando los números no pueden fallar
Pero no todo es rebeldía y ya está.
Con grito de revolución de por medio, resulta irónico que con estas ganas de guerra con las que se presentó la Biennale, ésta se financie principalmente con fondos públicos. El gobierno federal aportó un total de 2,5 millones de euros, lo que la convierte en un proyecto tan dependiente de los fondos públicos, como parte de la Berlín más cool, con su epicentro en el seductor barrio de Mitte.




Sin embargo, sus curadores explicaron que el presupuesto no fue tan acomodado como se pensó. Justamente la Biennale dice haberle hecho frente a números acotados, reconociendo que los artistas (una vez más) asumieron el gran esfuerzo de remar contra un mar de precariedad.

Lo cierto es que para esta edición y por primera vez, la Biennale decidió abrir sus puertas al público sin costo. Si. Esta vez, la Biennale es gratis para todo el mundo, lo se corresponde con su carácter inclusivo. Eso si que sirvió,  y el openning estalló. Danke




¿El arte puede activar a la política?

Convencido del poder político del arte contemporáneo,Żmijewski construyó una Biennale que está más cerca del activismo que de la producción de objetos de arte.

“El arte puede ser realmente eficaz, influyendo en la realidad, y creando un espacio en el cual la política puede ocurrir”, Artur Żmijewski
Basados en este criterio,Żmijewski trabajó junto a sus comisarios asociados, seleccionando 50 proyectos anclados en la realidad, provenientes de una veintena de países. A su vez, se contó con la participación de movimientos de base, además de una red digital, el Art Wiki, donde artistas de todo el mundo se enlazan.

Con este aire se presentó la Biennale en su rueda de prensa, en la que dispuso la sala en círculo,  y cuyos protagonistas no eran ni los curadores, ni los artistas, sino los movimientos del 15M, Occupy o la Primavera árabe.  Ellos actuaron de portavoces e invitaron a la participación activa de la prensa bajo la pregunta “¿que pueden hacer los medios por el cambio?”



Una vez presentada,la Biennale se autoproclamó Ocupada, contagiando con este espíritu a las calles de Berlín.




Más allá de una cara bonita
Siempre es bueno escuchar de los propios comisarios, que su trabajo fue desarrollado sin limitaciones, mandatos o  bajadas de línea. Y así fue en la curaduría de la BB7.
Joanna Warza explico que el criterio adoptado para elegir los trabajos fue la pluralidad y no“ los que más nos gustaron”. Así, implicó la búsqueda de agentes culturales de todo el mundo, para trazar una suerte de “cartografía del espectro político”.




Para ello, se pidió a los artistas que además de sus proyectos, declararan su inclinación ideológica. Es importante entender que en este sentido, los curadores trabajaron incluso con artistas o proyectos cuyas ideologías son radicalmente diferentes a las del propio comisariado, y cuyo apoyo incluso podría considerarse peligroso, pero que en su conjunto muestran la realidad política y artística actual.

Así lo decía el mensaje con el que la Biennale se presenta este año  “Olvida el Miedo”. Siendo  una expresión con carácter performativo en sí misma, intenta que artistas y ciudadanos se entiendan como instrumentos de cambio. Y esto mide el éxito de la BB7:  su capacidad de influir en acontecimientos políticos y en la práctica misma de la democracia.




El escándalo
La polémica no podía faltar.
Antes de ser inagurada, la Biennale fue protagonista de un escándalo y culpada de abrigar fantasías nazis. Tras el proyecto de Martín Zet, quien se propusó recoger y quemar 60,000 copias del bestseller "Alemania se suprime” (“Deutschland schafft sich ab”), del demócrata social Thilo Sarrazin
, el país revivió malos recuerdos del Tercer Reich y condenó el proyecto. La instalación de Zet y su quema de libros fue vinculada con “limpiar la atmósfera”, lo cual era inaceptable. Lo curioso de todo esto es que el libro en cuestión incorpora vocabulario contemporáneo racista.



No te la pierdas
La Biennale de este año es un llamado al mundo del arte para ser políticamente responsable y socialmente progresista. Quizás es simplemente un intento de hacer enojar a la gente.


No podemos dejar de entender este acontecimiento entre las vísceras de un estado merkelizado y austero, pero que como contrapunto presenta una Berlín cosmopolita, creativa y libre. Será por esa amabilidad con la que la ciudad acoge a artistas de todo el mundo, o por los miles de espacios que ofrece para disfrutar del arte, o por su espíritu diverso y dinámico con el que se autocelebra, invitando a experimentar de una ciudad en la que “todo funciona”, pero en la que los jóvenes no tienen trabajo.

Berlín es hoy una de las ciudades más cautivantes en la escena artística internacional, y su Biennale no puede ser omitida.Por eso, desde el 26 de abril y hasta el 01 de julio, “Ich bin aus Berliner”.





BONUS TRACK


Aquí una selección de algunos de los proyectos que se pueden visitar y conocer en la BB7.

Occupy Berlín, movimientos de base
Berlín se pusó la bandera de Occupy Biennale, y realizó una convocatoria de movimientos democráticos a nivel internacional con una serie de colaboraciones, como Indignados, el movimiento 15M de la Puerta del Sol de Madrid, y los distintos Occupy de Wall Street, Frankfurt y restantes centros financieros del mundo. En la presentación de prensa, un grupo de representantes de los movimientos dieron por “ocupado” el espacio de la Biennale.
Estos grupos se instalaron en una de las plantas del KW y construyeron su propia plaza ocupada. En este espacio además los diferentes colectivos establecen un diálogo con el público asistente.






State of Palestine
de Khaled Jarrar
Iniciado en el 2011, este proyecto propone la estampación real de pasaportes con un sello de la inexistente nación palestina.El artista Khaled Jarrar convierte esta instalación artística en un hecho político, construyendo una comunidad internacional de “portadores del sello”, reconociendo el Estado palestino. Esta acción fue realizada en Berlín y París, siguiendo su camino por nuevas ciudades.



Además de esta acción, Jarrar ha usado el servicio del correo alemán que permite hacer tus propios sellos postales, diseñando una colección de sellos nacionales palestinos que reivindican la libertad y existencia de esta nación.Estos sellos son vendidos y usados, aunque sólo en Francia no han sido aceptados.



Key of return, del Campo de Refugiados “Aida“

Conmovedora obra de los refugiados palestinos del campo “Aida” en Cisjordania, quienes han creado una llave gigante de 4 metros como recuerdo del exilio que viven hace 64 años. Obligados a abandonar sus casas, la llave es para ellos símbolo del éxodo, ya que en 1948 cuando los palestinos fueron obligados a abandonar su territorio, las familias se llevaron las llaves de sus casas creyedo que pronto volverían, y hoy la llave es pasada de generación en generación, esperando volver.






Draftsmen’s Congress, coordinado por Paweł Althamer
Proyectos participativo en el que el artista Paweł Althamer invita a artistas y ciudadanos a intervenir una gran pared blanca que cubre la St. Elisabeth-Church, iglesia abandonada e intervenida. Se trata de un congreso permanente en el que a través de dibujos, collages, o pinturas, los asistentes pueden dejar su mensaje.





Aquí un video del making of y comienzo del proyecto.




Berlin-Birkenau, de Lukasz Surowiec
El joven artísta polaco Lukasz Surowiec se propuso plantar en Berlín 7000 “Abedules” o Birke, árboles provenientes de los alrededores del campo de concentración de Auschwitz. Reunidos en una sala de KW de Berlín, los pequeños árboles son entregados a los visitantes, quienes firman su posesión y compromiso de plantarlos.
A través de este proyecto, Surowiec deja un recuerdo viviente y emotivo sobre el triste pasado que une a estas dos naciones.






Born in Berlin, de Joanna Rajkowska

La propuesta de esta polémica artista polaca ha dejado mudos a varios durante la Biennale. Joanna, quien reside entre Londres y Varsovia, decidió parir a su hija en el Hospital de Caridad de Berlín, como un modo de unir Polonia y Alemania. Para Joanna, su hija Rosa es el vínculo viviente entre el ser polaca y nacer en Alemania, con toda la carga que esto significa. La artista grabó un vídeo de su llegada a Berlín embarazada, de su parto, y de cómo al final, entierra su placenta frente al Rechtag o Casa de Gobierno alemana.





Investir, de Valeria Schwarz y Betiana Bellofatto
La argentina Betiana Bellofatto(quien ahora reside en Republica Checa) y Valeria Schwarz, han recopilado frases surgidas tras diálogos on line con gente elegida al azar, provenientes de África del Norte. Con estas frases se estamparon camisetas que hoy llevan ciudadanos europeos y se cubrieron las paredes de una sala del KW.




Indiganos
!
Entrar a la Biennale significa, caminar por el pasillo del KW, el cual es bañado en color sangre con frases del libro “Indignaos!“ o “Indígnense!”, de Stephane Hessel diplomático francés,sobreviviente de un campo de concentración. El libro fue publicado en Francia en 2010, y lleva vendidos casi 1.5 millones de copias y se ha sido traducido en numerosos idiomas. Las protestas de España y Francia durante el año 2011, así como los movimientos ¡Democracia Real YA! y Movimiento de indignados 15-M, han sido relacionadas con este libro.
INDIGANAOS


Artículo publicado por Loli Barilari para Freshland Magazine Barcelona