martes, 1 de mayo de 2012

ANTONÍ TÀPIES: filósofo de la materia

Por Loli Barilari


Tras el repaso por artistas locales e internacionales que hicimos a través de la sección Artistas IN durante el 2011, comenzamos este nuevo ciclo con la obra de un artista español contemporáneo: Antoní Tàpies. 
Considerado el último eslabón de la vanguardia española de posguerra, el 06 de febrero del 2012 Tàpies abandonó este mundo de manera física, pero no espiritual. Pintor, escultor y teórico, dejó un legado lleno de reflexión, emoción, pero sobretodo alma. Como pequeño homenaje a un artista que se embadurnó las manos y rasguño sus cuadros, aquí un recuerdo por su vida y obra. 
Artista de cabo a rabo
Tàpies nació en Barcelona en 1923, en el seno de una familia burguesa, culta y catalanista. Con una madre católica y conservadora y un padre de izquierda anticlerical,  Antoní aprendió a pararse frente al mundo desde el análisis. Su búsqueda personal y vocación autodidacta lo llevó a comprometerse con la lucha social, a acercarse al marxismo, a interesarse por la filosofía occidental y oriental, e incluso practicar el budismo zen.
Su interés por el arte surgió a temprana edad, tras padecer una enfermedad que lo dejó postrado durante largos meses. En esta etapa inicial realizó dibujos figurativos, en algunos casos fantásticos, llegando  a enlazarse con el surrealismo mágico bajo influencia de Joan Miró y Paul Klee.

"Zoom", 1946. Òleo sobre tela. 
Ya en el mundo de arte, Tàpies entendió que debía alejarse de academicismos. Junto a intelectuales catalanes formó el grupo artístico "Dau al set" ('La séptima cara del dado'), cuyo carácter rupturista influenciado por el dadaísmo y el surrealismo, aportó nuevas visiones en el mundo de arte español. 
Antoní pronto conoció nuevas corrientes y técnicas artísticas, instalándose en Paris donde descubrió al arte povera proveniente de Italia, el dripping, el collage, el grattage (rasgar la pintura), encaminándose hacia la abstracción geométrica y la experimentación.
"Cruz de papel periódico", 1946-1947. Collage y acuarela sobre papel. 
Forjador de su propio estilo
Tàpies encontró en el arte su manera de comunicarse. Se introdujo en la pintura, el collage, el assemblage, la escultura, la cerámica, y además desarrolló una vasta tarea de ensayista. Pero ante todo, Antoní fue un autodidacta y buscador inagotable, lo que le permitió forjar su propio estilo.



La evolución de su obra lo ubicó dentro del informalismo, movimiento surgido tras la Segunda Guerra Mundial, que partía de una concepción existencialista del hombre. Antoní además de esta guerra, había vivido la posguerra española y la dictadura franquista por lo que su visión de la realidad se basaba en el dolor, los cambios y la lucha.  Dentro del informalismo, su obra se situa en la denominada “pintura matérica”, caracterizada por la mixtificación técnica y el empleo de materiales heterogéneos. En el contexto de la la explosión de la bomba atómica, Antoní se dio cuenta de que no podía permanecer ajeno a los descubrimientos de la ciencia y se interesó por la materia, la tierra, el polvo, y las partículas. Dejó de lado el pincel para envolverse en su obra, ensuciase las manos, experimentar y manipular diferentes materiales. 

"Paja y madera", 1969. Assemblage sobre tela.
Así, comenzó a realizar obras en formato medio, sobre las que aplicaba una mixtura de pigmentos creando collages o assemblages.  Estas mezclas de materiales adquirían la consistencia de muros o paredes, a las que el artista añadía signos. Tàpies además trabajó con objetos cotidianos como ropa o fragmentos de muebles. Su trabajo se volvió verdaderamente tridimensional a través de elementos domésticos, pero con una intención diferente a la del pop art: su mensaje se centraba en la revalorización de lo banal desde un sentido místico, motivado por la filosofía Zen según la cual "en un grano de arena, está todo el universo".
"Armario", 1973. Objeto- Tapiz.
Buscador incansable
Además de la madurez plástica que alcanzó el trabajo de Tàpies, su obra se destaca por marcado tinte político, de reivindicación catalanista, y por su conmovedora espiritualidad, carga emocional y visión filosófica.  



El artista se convirtió en todo un alquimista. Transformó estados de materias, las combinó y utilizó objetos de la vida cotidiana, dotándolos de significado. Él expresaba que trabajar con la densidad de elementos como el polvo de mármol o la madera, le permitía luchar, intervenir su trabajo, rasgarlo y clavarle cuchillos, como metáfora del dolor en el mundo. 
Tàpies era un filósofo con gran espiritualidad, que permitía que la materia y los objetos cobraran vida dentro de su obra. Él defendía la descomposición de la materia como pérdida de la eternidad en el arte. Le gustaba que sus obras reflejasen el paso del tiempo.



Su alma también quedó reflejada en dos elementos característicos de su trabajo: la sobriedad cromática y el uso de signos. 

Sobre la gama de colores fríos o terrosos que usaba, como el ocre, el marrón, o el gris, Tápies demostró una reacción frente al colorismo de la generación anterior a la suya, y al impacto de la publicidad y señalizaciones de la sociedad. Él buscaba un color más interiorizado al que definía como la “luz de los sueños y de nuestro mundo interior” con la que intentó iluminar nuestra oscuridad . 

Él a su vez utilizaba signos como cruces, lunas, asteriscos, letras, o figuras geométricas. Para Tàpies estos elementos tenían un significado relativo al mundo interior, evocando la vida, la muerte, la soledad, o la sexualidad.
"Sepultado", 1994. Polvo de mármol, pintura y estera sobre tela.  
El legado 
Una preocupación artística de Tàpies era saber cuándo una obra está acabada. Él decía preferir no sobrecargar su trabajo, pero cada una de sus pinturas o esculturas, quedaron cargadas de sensibilidad.
Hoy está vasta obra de Antoní  sigue en desarrollo a través de un centro de estudios y conservación que el artista fundó: la Fundación Antoní Tàpies de Barcelona.




Esta institución la creó el propio artista para potenciar el arte contemporáneo. La fundación tiene además la función de museo, contando con gran cantidad de obras donadas por el artista, y una completa biblioteca especializada en arte moderno y contemporáneo.

Los invito a visitar la Fundación,  que es imperdible por un lado por la obra de Tápies allí exhibida (aunque no es mucha la colgada actualmente), por el edificio de arquitectura modernista y por su impresionante biblioteca.





Símbolos

Es interesante conocer el significado de algunos signos que se repiten en diferentes obras de Antoní. 


Las letras
El artista incluye algunas letras en sus pinturas, como la X a la que le da un sentido variable como misterio, incógnita, o forma de tachar algo. La M decía que representaba a las líneas que todos tenemos dibujadas en nuestra mano, lo cual puede remitir a la muerte, o lo transitorio de nuestra vida. 


"M, ojo y cruz". Litografía. 
Las cruces
Él también utilizaba muchas cruces, como símbolo religioso, pero que también significa una marca, un territorio señalado, un punto clave, o algo eliminado. 


"Díptico de barniz", 1984. Pintura y barniz sobre tela.
El muro
El carácter mural de muchas de sus obras, remiten por un lado a la etimología de su propio apellido (tàpies en español significa muro).  El explicaba que ésta imagen la encontró por sorpresa. Al pelearse con el material plástico que utilizaba, lo llenaba de arañazos , lo intervenía, y sus cuadros transformaron en una superficie quieta y tranquila, “me encontré con que había pintado una pared, un muro, lo cual se relacionaba a la vez con mi nombre”.
Pero el muro para Tàpies también tiene una pluralidad de
lecturas: es la negación del acceso, y el reflejo  del paso del tiempo. Inspirado en las  paredes de la Barcelona gótica,  que siglo tras siglos comunican la historia con sus marcas, deformaciones,  manchas, y grafitos, Tàpies creo muros con emotivas significaciones. 
"Forma negra sobre cuadrado gris", 1960. Procedimiento mixto sobre tela.
Obras
Aquí les dejo algunos trabajos más, para dejarnos conmover. El máximo deseo de Tàpies era transformar el interior del ser humano. Para él, “una obra de arte debería dejar perplejo al espectador, hacerle meditar sobre el sentido de la vida”.


En esta selección incluyo esculturas emplazadas en espacios públicos de Barcelona, visita obligada para quienes pasen por la ciudad.











"Monumento Homenaje a Picasso", 1983. Objeto- ensamblaje dentro de cubo de vidrio. Obra frente al Parque de la Ciutadella- Barcelona. 


"Nube y silla", 1990. Aluminio anodizado y acero inoxidable. Obra en el edificio de la Fundación Tàpies - Barcelona.
Aquí les dejo un breve video que muestra más obras de Tàpies, que aunque se trata de un reportaje antiguo, también podemos escuchar al artista.




*Fuentes: 
Fundación Tàpies